Acaba agosto, acaba el verano. Nunca el camino hacia el otoño había sido tan incierto, por no decir funesto: entrada en vigor de una brutal subida de IVA, retirada de tarjeta sanitaria a los inmigrantes, menos becas y mayor ratio en la escuelas... Suma y sigue hasta casi el infinito. Lo fastidioso del caso es que con tantos sufrimientos parece que no levantaremos cabeza de inmediato. Al menos por una temporada larga continuaremos dolidos, más pobres y con los problemas corregidos y aumentados. Eso sí, a partir de ahora con un flamante banco malo o sociedad de gestión de activos inmobiliarios para seguir solventándole la vida o la contabilidad, que para el caso es lo mismo, a los causantes de la crisis. Mientras el Gobierno convierte más deuda privada en deuda pública delante de nuestras propias narices. A partir de ahora la banca podrá corrigir su contablidad, sacar los inmuebles que no le valgan para que los venda otro, ...
El blog de Manolo Gil