De un tiempo a esta parte las revistas del corazón se empeñan en mostrarnos a los miembros de las monarquías europeas como ciudadanos corrientes y molientes de clase media, cuando casi todos sabemos que es falso e imposible. En estas lavadas de imagen se lleva la palma la familia real española. Razones no faltan para pintarnos a los Príncipes de Asturias como una modélica joven familia de clase media que podría pasar por los vecinos de al lado: guapos, educados, felices... Campaña esforzada para darles un poco de aliento en esto de poder sentarse en el trono en un futuro, sobretodo cuando el presente lo tienen más negro que una morcilla con tanto pariente chorizo, cortesanas recauchutadas y patriarca cazaelefantes. El empeño de mostrarlos diferentes a sus familiares poco ejemplares pasa por reportajes en los que aparecen acompañando a sus hijas al colegio, paseando todos juntos por un parque en una soleada mañana de domingo, o comprando libros infantiles en una librería... Eso sí, de punta en blanco, perfectamente asépticos, pulcros, protegidos por sus escoltas, y demostrando que no son derrochadores, que son prosaicos, de una cotidianidad pasmosa. Vamos, ordinary people. La cosa llega hasta al extremo de poner la marca y el precio a las prendas que visten. Así sabemos que las Infantas, como algunos niños de este país a los que sus padres se las pueden pagar, llevan botas Pavloski de 40€ o que la Doña Letizia viste chaqueta de Mango de 66€. Claro que una cosa es la transparencia y otra lo que en publicidad se llama product placement. Seguro que la familia real no había caído en ello y que era una gracia de la publicación para pregonar que no son derrochadores. Pero de la gracia a la desgracia sólo media una sílaba. Hoy hay que ir con pies de plomo y, como dice aquel, ser más que la mujer del César: ser y parecer.
No entro en cuestiones personales, pero por mucho que compren en Zara o The Body Shop hay un debate amplio, profundo y necesario sobre la monarquía. Nene, llevas las botas como las de las Infantas, pero tú tienes todos los números de la rifa para ser un parado el día de mañana, emigrar con un poco de suerte, no tener una carrera universitaria porque no te la pudieron costear tus padres y no había becas, eso si no pasaste tu infancia bajo un puente porque tu familia fue desahuciada por no poder pagar la hipoteca y acabaste de quinqui excluido y sin futuro, de trullo en trullo. Algo que es poco probable que le pase a una Infanta en el peor de los exilios.
¿Qué sentido tiene en la Europa democrática mantener una institución como esta? ¿Cómo se puede explicar eso de ser un Estado social y democrático de Derecho en el que la soberanía nacional reside en el pueblo, del que emanan todos los poderes del Estado, y que la forma política es la monarquía parlamentaria?
Hoy es 14 de abril, Día de la República. Digo
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