Luis Bárcenas sigue la estela trazada por Diego Torres, ex socio de Iñaki Urdagarín, al dosificar la información y convertir su caso en una novela por entregas. Ahora toca los sms. Es evidente que Bárcenas está marcando la agenda política de Rajoy en su camino hacia el abismo, pero éste sigue sin decir nada, mientras la mayoría de los partidos de la oposición pide su dimisión ¿Se irá de vacaciones como presidente o como ex presidente del Gobierno? ¿Qué ministro le sucederá en el caso de que se pueda producir la dimisión? ¿Guindos? ¿Gallardón? ¿La cúpula del PP dejará a Sáenz de Santamaría que presida el Ejecutivo?
Mientras ando con estos soliloquios de tarde de domingo, intentando darme alguna respuesta a estas preguntas, leo en Levante-EMV que Bárcenas no puede pasar en la cárcel de Soto del Real sin fumarse su Farias. ¡Qué chasco! Tanto verlo vestir con ropa carísima, tanto contarnos que iba a esquiar a Colorado y que era asiduo a restaurantes exclusivos, tanto echar mano a la caja, y ahora va y nos sale cañí y barato en esto de echar humo. Si es que de la memoria atávica y del inconsciente colectivo no nos escapamos nadie. Qué se lo digan a Gustav Jung.
Mucho sarcasmo con el Farias, pero sigo intentando responderme a las preguntas de antes. Veremos mañana.
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