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RECORTAR EN CULTURA PARA PAGAR INTERESES AL BANCO

Zubin Mehta

Leo en prensa algunas filtraciones sobre las inmediatas intenciones de la Generalitat Valenciana en materia cultural, que se desprenden de la creación del nuevo holding instucional CulturArts. Institutos y empresas culturales públicas que desaparecen, teatros que se cierran como el Talia, posible privatización del Teatro Principal de Valencia, becas y subvenciones que se fulminan, presupuestos que se juntan en un mismo cajón para compensar la buena gestión de unas entidades con las pérdidas ocasionadas por el despropósito de otros pésimos gestores.

Ahora le toca el turno tijeretil al Palau de les Arts. Peligra la presente temporada de ópera, el Centro de perfeccionamiento Plácido Domingo, la Orquesta Sinfónica de la Comunitat Valenciana o el Festival del Mediterrani que dirige Zubin Mehta...

Si los gobernantes piensan que la cultura es rentable económicamente, son unos necios morrocotudos. Estupideces del neoliberalismo con falta de criterios éticos.  La rentabilidad de la cultura no se mide haciendo caja, sino en la formación, educación, y amplicación de los universos culturales de la ciudadanía. Las instituciones públicas siempre deben ostentar el liderazgo ético. Muy mal vamos cuando eso no es así.

No hay un céntimo, es cierto. Pero, por favor, que callen quienes gobiernan con la cantinela de la rentabilidad cultural de lo público y la apuesta, según ellos, por la pluralidad ¿Saben de qué hablan cuando dicen pluralidad? ¿Saben cuál es su campo semántico? Nuestros gobernantes se han hecho especialistas en el tijeretazo sin asumir responsabilidades sobre las terribles consecuencias, amplificar discursos víctimistas en unos medios de comunicación controlados, echar la culpa a otros... Pensar lo contrario no es ser en absoluto insolidario e inconsciente, sino estar convencido de que hay otra manera de hacer las cosas.

¿Por qué se habla de recortes y fulminar la oferta cultural pública en aras de falta de presupuesto, cuando en realidad todo el dinero se va en pagar intereses de préstamos y obras faraónicas? El problema no es el contenido, sino el contingente fruto de una política  desastrosa minada de escándalos de diferente pelaje.

No hay dinero para todo. Recortemos, estoy de acuerdo, pero racionalicemos. Qué se diga la verdad. Qué se asuman responsabilidades de la mala gestión. La cultura no es un gasto, es una inversión. Es un derecho. No nos carguemos lo público. Lo podemos decir más alto, pero no más claro. Y esto no es demagogia. Podemos tener un sector cultural público y sostenible. Cuentas cantan, y no propiamente un aria de ópera.

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