COMO CONVERTIR UN PROYECTO FARAÓNICO EN UN EDIFICIO FANTASMA
Hace treinta años comenzó en España el delirio faraónico de las Administraciones Públicas con la construcción de costosísimos edificios que ni dieron ni dan cobijo a nada. Aparecieron por doquier centros culturales, auditorios, museos, teatros, espacios multiusos por los que se pagaron cifras astronómicas. La mayoría hoy son edificios fantasmas por falta de presupuesto para mantenerlos o dotarlos de contenido.
Los ejemplos se multiplican por toda nuestra geografía, desde la inacabada Ciudad de la Cultura, en el monte de Gaiás de Santiago de Compostela, al Ágora de la Ciutat de les Ciències de Valencia, inaugurada hace tres años sin acabar y en la que sólo se han programado dos competiciones de tenis y una semana de la moda. Ambas son dos muestras de los muchísimos contenedores culturales vacíos, abandonados o ruinosos que podemos encontrar en nuestro país. No hay ciudad o pueblo que se escape de esta peste en la que el desinterés político y la escasez presupuestaria han hecho que se junte el hambre con las ganas de comer. Todos estos edificios fueron inaugurados a bombo y platillo, la mayoría en vísperas de elecciones, para que más tarde la desidia y la nada hicieran habitar el olvido.
Construir no es inaugurar y pasar por el photocall, sino programar y mantener. Ahora que la crisis económica nos han hecho tocar tierra, estos edificios van camino de convertirse en carísimas ruinas que serán recordadas por no haber servido de nada.
Me irrita profundamente que mientras estos contenedores culturales se derrumban, hay artistas plásticos que carecen de un espacio donde exponer, hay músicos que no tienen salas donde presentar su música, hay actores que no tienen teatros en los que trabajar y hay cineastas que no tienen salas en las que exhibir sus películas. Además, mientras se ha despilfarrado en la construcción de estos espacios de la nada, miles de escolares siguen estudiando en barracones, se niega la dotación para las enseñanzas artísticas, se rebajan las becas… Y el futuro inmediato apunta a muchísimo peor.
Sabes a lo que me haces pensar? Una idea que me ha parecido evidente cuando me di cuenta que desde cualquier sitio del teatro de G., mi antigua ciudad, no se veía nada... El publico era solamente un concepto (ver http://vuluafg.blogspot.com/) y el artista que presentaba su obra una sola intriga para poner en perspectiva la grandeza del edificio. Aquí me parece lo mismo, si no tienes que pensar en el publico pero solo en tu magnificencia, el artista no importa, de nada... Tampoco...
ResponderEliminar